terça-feira, março 08, 2005

Más justicia, menos caridad I

Nos parece una ficción que el 80% de la humanidad viva en la miseria, yaún nos creemos solidarios

Por: Rosa Regàs* El Periódico - Noviembre 15 de 2004.

La miseria, además de ser la legalización de la injusticia, es el castigo que los países ricos aplican sin ninguna mala conciencia a miles, a millones de seres inocentes. Así es este mundo nuestro. Asísomos nosotros.Desde la bonanza de la vida en estas latitudes la miseria en la queviven el 80% de los habitantes del mundo nos parece una ficción, aunque queramos tomar conciencia de la magnitud del problema, para lo cual disponemos de toda clase de informaciones, cifras, estadísticas e imágenes.

Así debe ser porque si se nos humedecen los ojos a la vista de la depauperación en la que vive un pariente o un amigo que la sociedad ha expulsado de su seno, ¿no deberíamos llorar lágrimas amargas hasta la desesperación si fuéramos de verdad conscientes no sólo con la certeza intelectual con que conocemos las profundidades del mar o el perímetrode la Tierra, de lo que supone para los 831 millones de seres humanos desnutridos que hay en el mundo, o para los 1.100 millones que viven con menos de un euro al día, la lucha diaria por una vida que de todos modos tienen perdida?

¿SE NOS ocurre pensar alguna vez que con lo que tiramos a la basura podrían vivir familias enteras de miserables, o que con el agua que desperdiciamos dejando abierto el grifo a todas horas o regando campos de golf para solaz de unos pocos, muchas mujeres que viven en zonas desérticas no tendrían que caminar varias horas para cargar con un cubo de agua con que solventar un día entero las míseras necesidades del consumo familiar? Sí, ya sé, se me dirá que estoy haciendo demagogia, pero no es cierto, lo único que hago es poner dos ejemplos que marcan las más profundas diferencias en el cumplimiento de las necesidades vitales entre los que tenemos un nivel de vida aceptable y la mayoría delos humanos, los miserables.

Y sin embargo somos muchos los que nos consideramos solidarios. ¿En qué consiste pues nuestra solidaridad? Las instancias superiores que tienen como misión velar por el bien de todos los ciudadanos, intentan hacernos tomar conciencia del problema con mil recordatorios y celebraciones del día de la pobreza, de la vacunación, de la desigualdad. Un día más paranosotros, que justificamos nuestra falta de sensibilidad por la magnitudde las múltiples carencias que tiene el mundo que se nos cuentan cada día y damos la situación por hecha, o por perdida, porque nos parece, y con razón, que una limosna se pierde en el marasmo del dolor del mundo.

Otra cosa es nuestra reacción frente a un desastre natural --terremotos, inundaciones, desmoronamientos de tierras o de edificios-- cuyas imágenes en la televisión conmueven nuestra sensibilidad y enviamos una aportación a una cuenta bancaria cuyo número viene en la pantalla. O colaboramos con una ONG que se ha movilizado para asistir en la medidade sus posibilidades a los supervivientes. O nos apuntamos como voluntarios a una asociación cuyos miembros se trasladan al lugar deldesastre y le ofrecemos nuestro tiempo y nuestro trabajo (continua)

*Rosa Regàs es escritora y directora de la Biblioteca Nacional

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