Los cuatro condenados por intento de golpe fueron ejecutados sin apelación
"Asesinatos políticos" tras un "juicio farsa". Para Plácido Micó, líder del partido Convergencia para la Democracia Social de Guinea Ecuatorial y único diputado de la oposición en el Parlamento del país africano, la ejecución de tres ex oficiales y un civil el pasado sábado en Malabo no tiene otra definición. El régimen de Teodoro Obiang les acusaba de estar implicados en un asalto al palacio presidencial en Malabo el 17 de febrero de 2009.
"Les condenaron a muerte a las tres de la tarde y a las cuatro ya les habían ejecutado. Sin ninguna posibilidad de recurrir la sentencia", asegura Micó en conversación telefónica desde la capital guineana. Confirma la denuncia que Amnistía Internacional hizo el lunes al dar noticia de la ejecución: los cuatro hombres fueron juzgados "sin garantías". Según la ONG, los imputados fueron torturados antes del juicio en la prisión de Black Beach, en Malabo.
"Contrariamente a lo que Naciones Unidas, la comunidad internacional, incluidos EE UU y España, quieren ver, estos hechos ponen al desnudo la naturaleza del régimen", dice Micó, que fue candidato de la oposición en las elecciones del pasado noviembre. Obiang - que dirige el país africano desde 1979, cuando derrocó a su tío, el dictador Francisco Macías - ganó esos comicios con más del 95% de los votos.
"Esto es la vuelta a los tiempos de Macías", afirma Micó. O es la preparación para la sucesión de Obiang. Es lo que opina Adolfo Fernández Marugán, secretario de Asodegue, grupo español de apoyo a la oposición en Guinea. "Esto es el primer acto del periodo de Teodorín", dice. Se refiere al hijo mayor de Obiang. "La sucesión se va a producir en un marco de represión política y Obiang ha querido enviar un mensaje: el régimen puede matar".
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