La muerte de Jean
Claude Duvalier es la muerte de un tirano, de un opresor del pueblo
haitiano. Pero desgraciadamente con esta muerte el duvalierismo y las
secuelas de este régimen sobre nuestro país, no desaparecen. Es
importante que la desaparición de este dictador sirva de detonador de
nuestro deber de memoria.
Más
allá de las normas establecidas en una sociedad democrática, el respeto
que se le debe a un jefe de estado es una parte importante de la
educación cívica para formar a los ciudadanos. Sin embargo este respecto
no esta ligado al poder en sí, y mucho menos al hecho de haber estado
sentado en la silla presidencial. Más bien está exclusivamente ligado al
hecho de haber representado con valentía a todo un pueblo. Lo que
significa que los honores que se le deben a un jefe de estado solo son
legítimos cuando este ha sido electo, y no cuando este tomo dichos
poderes por la fuerza o cuando los hereda y ademas ejerce una represión
sin nombre para mantenerlos.
A
raíz del regreso de Jean Claude Duvalier en el 2011, se ha hecho de
manera constante una campaña de banalización de los crímenes de dicho
régimen. Hoy en nombre de la sangre de sus víctimas, en nombre de las
familias destrozadas, de las cabezas pensantes exiliadas y de nuestro
pais marcado para siempre, las organizaciones de la sociedad civil y los
ciudadanos de este país, nos levantamos en contra del último insulto
que representaría la organización de funerales nacionales para el
dictador Jean Claude Duvalier.
Más
allá de las ideologías, de las afiliaciones políticas, esperamos que el
presidente electo Joseph Michel Martelly respete la memoria y la
dignidad del pueblo haitiano y se abstenga de avalar, con funerales
nacionales, la violencia y la opresión que ha sufrido Haití.
Sem comentários:
Enviar um comentário