Diciembre
2018
KATOWICE, POLONIA
Estamos en medio de una emergencia
climática, enfrentamos sequías, tormentas y el colapso del
ecosistema de una intensidad sin precedentes. Las vidas y los medios
de subsistencia de miles de millones están en riesgo, y las personas
más pobres y vulnerables del mundo son las más afectadas por una
crisis climática que aviva las llamas de la injusticia en todas
partes.
En octubre, los científicos del mundo dejaron en claro
que para limitar el calentamiento a 1.5ºC, un objetivo establecido
en el Acuerdo de París, debemos tomar medidas inmediatas, incluidas
políticas para detener todos los nuevos proyectos de combustibles
fósiles, aumentar drásticamente la financiación y la transferencia
de tecnología de los países ricos al Sur global, y eliminando las
distracciones peligrosas como los esquemas del mercado de carbono.
Para ser verdaderamente efectivos, debemos hacer esto de una manera
que sea justa, y justa para las comunidades de base y en primera
línea, asegurando que la carga no recaiga sobre los pobres y
aquellos que son los más afectados por la crisis climática, pero
menos responsables de ella.
Como personas del mundo, exigimos
justicia climática y un clima más seguro con menos de 1.5ºC de
calentamiento. Los gobiernos deben asumir la responsabilidad y
proporcionar un liderazgo real para detener la degradación del
clima. Están fallando por completo en hacerlo, y sus negligencias
han quedado completamente expuestas aquí en la COP24.
Estas
negociaciones no están de camino a pasar las pruebas de la ciencia y
la justicia. La fuerza de las transnacionales de combustibles fósiles
y los políticos que pagan es grande: los logotipos de la industria
aparecen pegados por toda la conferencia y su influencia se siente en
todas partes. Los gobiernos de los países ricos que invierten mucho
en la producción de combustibles fósiles, incluidos los EEUU, la
UE, Australia y Japón, han abandonado sus responsabilidades. Dicen
que no proporcionarán dinero real para soluciones reales en los
países más pobres. Ni reducirán sus propias emisiones, comenzando
un declive administrado de la industria de combustibles fósiles ni
apoyarán a las comunidades que se enfrentan a impactos irreversibles
y devastadores del cambio climático.
En este contexto, no es de
extrañar que las reglas para el Acuerdo de París que se acordarán
en esta COP no sean lo suficientemente fuertes como para ofrecernos
las herramientas transformadoras que necesitamos. Nadie esperaba una
conferencia para resolver la crisis climática por sí sola. Pero
esperábamos algo mejor que esto, y merecemos algo mejor.
Es por
eso que cientos de miles de personas en todo el mundo han lanzado las
Demandas de los Pueblos para la Justicia Climática, estableciendo
una visión clara para el mundo que necesitamos. Estamos tomando
medidas para detener los proyectos de combustibles fósiles en
nuestro territorio, resistir a las corporaciones que se benefician de
la destrucción del clima y apuntar a los comerciantes del caos que
son los bancos y el sector financiero. Ahora necesitamos que todos se
unan a esta lucha.
Nos complace el hecho de que niños en la
escuela, respondiendo a la llamada de Greta Thunberg, de 15 años,
van a la huelga, no para mañana, sino para hoy. Y nos solidarizamos
con los defensores del medio ambiente de todo el mundo que están
arriesgando sus vidas para luchar contra la energía sucia y las
soluciones falsas en la línea del frente.
Dentro de estas
salas, pedimos a los países ricos y contaminantes que dejen de
obstaculizar el progreso y apoyen la transición justa que
necesitamos. Fuera de esta conferencia, nos unimos a los movimientos
existentes en las comunidades afectadas para apoyar sus demandas -las
Demandas del Pueblo-, negándonos a aceptar los fracasos de los
líderes mundiales en logran mantener los combustibles fósiles en el
suelo, rechazando soluciones falsas como los mercados de carbono, la
bioenergía y soluciones tecnológicas, reclamando inversiones en
soluciones reales, el proporcionar financiamiento y tecnología para
los países en desarrollo, proteger a los defensores de los derechos
humanos y ambientales y abordar el problema de las necesidades de las
comunidades más afectadas por los impactos climáticos.
El
reciente informe del IPCC subraya una cruda realidad: debemos actuar
ahora para definir un camino justo y equitativo para evitar el caos
climático. Con ese fin, hacemos un llamado a todos los países ricos
y contaminantes para que se comprometan de inmediato a revisar los
compromisos globales y promulguen una política nacional que
garantice un declive administrado y la transición de los
combustibles fósiles a energía limpia y renovable en los próximos
12 años.
Hoy exigimos que los países se comprometan a actuar
de acuerdo con la urgencia de la crisis. Mañana continuaremos
construyendo nuestros movimientos para que estos gobiernos
implementen acciones urgentes para crear un mundo justo y sostenible.
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Ekologistak Martxan
TRADENER
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