GIULIANA SGRENA:
El chófer había por dos veces comunicado con la embajada de Italia que ibamos hacia el aeropuerto que sabía supercontrolado por las tropas norteamericanas, faltaba menos de un kilómetro me han dicho... cuando.... sólo recuerdo fuego. En aquel momento una lluvia de fuego y proyectiles se ha abatido sobre nosotros callando para siempre las voces divertidas de pocos minutos antes.
El chófer ha empezado a gritar que eramos italianos, "somos italianos, somos italianos...", Nicola Calipari se ha tirado sobre mí para protegerme, y enseguida, repito enseguida, he sentido su última respiración que murió encima. Tenía dolor físico, no sabía por qué. Pero he tenido una fulguración, mi mente ha recordado a las palabras que los secuestradores me dijeron. Ellos declararon de estar hasta el final encargados de liberarme, pero debía estar atenta "porque los americanos que no quieren que tú vuelvas". Entonces, cuando me lo dijeron, juzgué aquellas palabras como superfluas e ideológicas. En aquel entonces para mí estaban lejos de adquirir el sabor de la más amarga de las verdades.
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